martes, 25 de junio de 2013

Elogio Sensual y Espiritual de los Oficios

1

Tengo una biblioteca de la que me siento orgulloso, en particular de los libros de Poesía, algunos de Música… Hay serias ausencias en  Filosofía e Historia. Pero con un grupo en particular, tal vez la mayoría de las veces, es que recaigo en el vicio sensual del “ojeo”. Y es en los manuales. Tapicería, Trabajos en cuero, Construcción de Chimeneas, Tipografía y Linotipia… Almanaques del Banco de Seguros del Estado. Mis favoritos: el “Restauración de Muebles Antiguos” de Leslie Wenn (1976)  y el “Recetario Doméstico con 6690 recetas prácticas” de Ghersi y Castoldi (1934).

Una especie de voyeurismo me lleva a leer esas indicaciones más o menos precisas sobre cómo acercarse a la cosa en cuestión, como tomar las herramientas, el cuidado y la paciencia… De allí al salto práctico: he visitado la albañilería, la sanitaria, la temida electricidad como un turista inquieto y con no pocos resultados satisfactorios…



2

Para los hijos de la educación vareliana, los oficios son un misterio, y más aún,  un tabú. Todavía recuerdo los casos en que en la escuela, para el que era considerado un mal estudiante, “mandarlo a la UTU” era un híbrido entre la solución y el castigo. Quién sabe cuántos casos de déficit atencional, dislexia o hiperactividad fueron diagnosticados torpemente como “burrismo”, y a cuántos niños se les cortaron las posibles vocaciones antes de tiempo. ¿A cuánta ingeniera, a cuánto filósofo se les habrá puesto una herramienta entre las manos a la fuerza, y habrá abandonado también ese camino?

En contrapartida, y como reacción, parece que después el sólo hecho de sugerir el estudio de un trabajo manual se convirtió rápidamente en  un insulto a la inteligencia de niñas, niños y adolescentes. En una mezcla de complejos de “M´hijo el Dotor” y “La educación para el mañana de la informática”, pasó a ser una ofensa siquiera ver en los gestos de una niña o un  niño la posibilidad de talentosos carpinteros, mecánicos, estilistas… Como de costumbre, se viró desde una tendencia a la otra, extrema, siempre basándose en la estigmatización de los Oficios.  Así es que vemos hoy los Bachilleratos Liceales (no técnicos) de todas las orientaciones llenos de estudiantes que disfrutan pocas o ninguna asignatura por ser en su mayoría un saber teórico, y que tampoco han conocido la posibilidad y el placer de las labores manuales. ¿A cuánta electricista, a cuánto panadero, se le niega el derecho a ser feliz?

Cabe preguntarse el por qué de esta dicotomía entre el conocimiento teórico y el práctico-técnico. Ya en la Antigüedad se distinguía entre los términos Ciencia y Arte, pero con  significados distintos a los actuales. Ciencia (Scientia) se entendía como Conocimiento, fundamentalmente teórico,  mientras que Artes (Ars) eran las técnicas mayoritariamente manuales en donde se trabajaba la materia. De hecho, para los griegos Hefesto, el único Dios que trabajaba, era feo, cojo y cornudo, objeto de burla de todos los aristócratas olímpicos. No obstante esto, fue el fabricante de todos los artificios que usaban.



Si bien los oficios tradicionales en la Edad Media fueron reconocidos, admirados y muchas veces bien remunerados,  es en el Renacimiento donde se comienza a repensar el carácter hondamente Intelectual que tienen las Artes. Se empieza a usar la moderna acepción de Artista, puesto que eso eran Durero y Leonardo, por ejemplo: hombres de oficio, que habían empezado a poner su impronta original en las obras. Por otro lado, estos técnicos humanistas establecen, según José Babini, una nueva relación con la Naturaleza, que también originaría el conocimiento científico

“La ciencia experimental, clave de la revolución científica se ha revelado como una notable combinación de razonamiento y experimentación, como una simbiosis de mano y mente, en la que, sin duda, influyeron los progresos que las artesanías y las artes manuales lograron durante los últimos tiempos medievales, al enaltecer el valor de la mano, la misma que el científico utilizará en sus experimentaciones.

Por otro lado, la nueva relación que el hombre establece con la naturaleza muestra una vinculación más de la ciencia moderna con la técnica. Esa nueva relación puede definirse, por parte del hombre, como un afán de penetración de la naturaleza con los ojos, con las manos, con la mente (…)” (1)

                                                                  3

  Quiero para terminar, revisar las antropogonías: Para el Popol Vuh, el libro sagrado de los Mayas, los seres humanos fuimos modelados a partir del maíz. Los nórdicos creían en hombres y mujeres primigenios cuya materia base fue la madera. Los hebreos y los cristianos pensaron un Dios que nos creó a partir del barro. La especie humana sería entonces producto de un Ars, creados a partir de Materia Prima del Universo, por manos Divinas. Individualizados, distintos al Universo del que provenimos.

Para muchas religiones orientales, seres humanos y Universo son la misma cosa, hay una ilusión de separación porque todo es el sueño de un Dios. Reunirse con el Universo es Disolverse, dejar de ser uno mismo.

 Para Occidente, por el contrario, el ser humano nunca vuelve a fundirse con la Divinidad. A lo sumo si lo merece, quedará en el Tras Mundo contemplándola. Se me ocurre que fuera de lo místico, a cada hombre y mujer les ha de ser prácticamente imposible reconectarse, si no es retribuyendo mediante otra acción física creativa, es decir haciendo con sus manos. Trabajar con las manos es reapropiarse de lo ajeno,  unificarme con lo que hago. Es el encuentro del yo con lo otro que no soy yo, la materia, y por ende, con el  resto del Universo del que nos sabemos inconsolablemente separados.

                                                                                                     
                                                                                                         
                                                                                               Horacio Botta
…………………………………………………………………………………………………

(1)    José Babini:  Leonardo y los técnicos del Renacimiento. CEAL 1969




sábado, 15 de junio de 2013

Bajo el reinado de Loki

A Pablo Morales y su amigo Loki (Lo prometido es deuda)

I
          Entreverado en su panteón de Dioses y Gigantes, los nórdicos tenían a una divinidad llamada Loki. Mal entendido por la mentalidad cristiana, por sus características se lo quiso asimilar a una especie de Demonio: es joven, seductor, egoísta, y sobre todas las cosas es un embaucador dado a la burla y la estafa. En  Ragnarök, el Fin de los Tiempos, Loki liderará las tropas que desde Hel ascenderán para vencer  a los demás Dioses (que son mortales…). El árbol que sostiene al Universo entero caerá, y Loki terminará a su vez vencido entre los elementos.



II

          Una imagen recorre los medios: la del del Treintañero Chistoso. Es un coetáneo mío cuyo único deseo y poder es provocar la risa o la sonrisa. No dice nada. No pretende decir nada. Es un ser vacío con quien no es posible hablar en serio. Cualquier asunto es para él motivo de chiste y burla. Cuando una voz habla con gravedad, el Treintañero Chistoso formula un juego de palabras, inventa una situación absurda o simplemente una salida humorística, luego un coro de risas lo acompaña, y la voz se pierde en el barullo. Loki asciende.


III

        Alejandro de Macedonia conquistó Asia con algo más de veinticinco años. A los treinta y tantos, Dante Alighieri se encontró en un laberinto moral y escribió la Comedia. A los 18 Rimbaud mandó la poesía al carajo habiendo coronado el siglo XIX con un tomo de versos excelentes. Veamos más cerca en el tiempo y en el espacio. José Pedro Varela escribió “La Educación del Pueblo” con 29 años, y murió a los 34 después de haber impulsado una de las mayores reformas socio-culturales de nuestro país. Luego de una extensa cerrera como periodista y abogado, Carlos Quijano fundó “Marcha” a los 39 años. Hay un larguísimo etcétera.

         En este tiempo en que escribo, a mis 33 años, es inusual oír hablar de treintañeros serios. Hagamos el ejercicio de pensar en gente pública de esa edad dedicada a la Filosofía, a las Ciencias, a la Política. Difícil. Ahora pensemos en humoristas, en conductores de radio y televisión, en “standaperos”. Abundan, y no los asociaremos fácilmente al ámbito del pensamiento o el conocimiento.

        No quiero dar ejemplos, porque los lectores probablemente los conocen. Y porque este texto no es una embestida a las personas [i] a quienes desconozco. Esto es una observación sobre una imagen que se ha ido construyendo a partir de cientos de otras imágenes que aparecen en los medios de comunicación: es la del treintañero “canchero”, con “buena onda”.  En general es de sexo masculino[ii] . Tiene un origen de clase media o cuando menos maneja sus valores. Aprecia al viejo de boliche, aunque come en resto-pubs o rotiserías. Se hace querer por la casi extinta señora que va al almacén pero no cocina y prefiere hacer sus compras en el Supermercado. Respeta el llamado “Canto popular”, aunque escucha el mal llamado “rock uruguayo”. Habla con pasión y propiedad de fútbol, pero también corre la 10K. Puede tener incluso cierta formación terciaria: pertenece a la generación de “Estudiá una carrera para ser alguien en la vida” y  hace de vez en cuando referencia a cuestiones de “cultura general/académica”; eso lo vuelve en cierta medida respetable para la población profesional, aunque las referencias que haga se limiten a definiciones superficiales, de las que saca provecho haciendo el chiste oportuno.

       En un país avejentado que sin embargo no es ajeno a la idea mundial de “juventud exitosa”, pretende ser joven, y por ende hermoso. Hace cosas de jóvenes, y su simpatía y optimismo lo vuelven el defensor perfecto del Status Quo.


IV

      No sólo en los medios se hace muy difícil hablar en serio. Cuando se hace una crítica en el ámbito cotidiano, se evita la seriedad que implica, exorcizándola con expresiones como “es una crítica constructiva”, “es en una buena”, suavizando todo con una sonrisa de amabilidad o complicidad, del estilo “¿pero quién soy yo para decirte cómo hacer las cosas”. Esa sonrisa tiene un efecto mágico: como una poción del olvido, puede anular automáticamente todo lo que afirmamos anteriormente, porque lo carga de ironía. El problema es que anula lo dicho, pero no lo que sentimos. Cada vez que se evita ese enfrentamiento, se cargan tensiones que no desaparecen. Creo que una de las causas de que la gente explote violentamente es justamente el stress que genera el evitar señalar lo que  nos parece correcto cuando sentimos que debemos hacerlo.

      En contrapartida, cuando finalmente somos valientes, cualquier señal de seriedad en una exigencia o reclamo es sorprendentemente tomada como violenta en sí misma. Es tan extraño que la gente plantee sus reclamos desde la razón, que en general estos son  tomados como agresión, y el interlocutor se siente violentado. Pongo un ejemplo: de unas seis veces que reclamé a un chofer de ómnibus que parara donde tenía que parar, las seis de las veces se me “invitó” a bajar del vehículo, y en tres se sumó la “invitación” a pelear. Ante mi negativa a cualquiera de las dos, en general dichos choferes reaccionaron con desconcierto. Y es que no parece entenderse que se pueden hacer reclamos y exigencias desde la seriedad, con una razón fundamentada y sin ataque personal alguno. Dejar en evidencia el error del otro no tiene por qué ser un acto cruel, no es inhabilitar al otro en su tarea, ni despreciarlo como persona. Puede ser inclusive una acción respetuosa y  amable, sin necesidad de que pierda la dosis de verdad que se pretende imprimir a lo que se dice.

        Sucede entonces que cualquier diálogo confrontativo civilizado se vuelve en los hechos una ilusión. Por otra parte, la represión de la seriedad solo provoca que cuando esta aflora espontáneamente en nuestra vida cotidiana (que no es la de la radio o la televisión), sea tomada como agresión y no como argumento válido, solo porque no es usual.

V

       No descubro nada al afirmar que el humor hoy permea nuestras sociedades, hasta en aquellos ámbitos tradicionalmente considerados sagrados. Gilles Lipovetsky (que aclaro, no es santo de mi devoción) ha escrito extensamente al respecto[iii]. De cualquier modo, mi intención aguafiestas en este escrito es expresar mi preocupación por la aparente ausencia de contenidos serios producidos por la gente de mi generación. Cuando esos contenidos aparecen, es porque los interesados los buscan, encontrándolos en Internet o en algunos reductos de la prensa escrita, y no porque sean promovidos por la Radio y la Televisión. A ver: está claro que no es en los medios precisamente donde se ha promovido la generación de pensamiento. Pero observemos los “tipos” de personaje que aparecen en aquéllos: vemos al Conductor Respetable de 50 años o más, el Técnico que analiza actualidad desde su posición de economista o sociólogo, (difícilmente filósofo o antropólogo), la Mujer Espléndida anímica y físicamente, el Treintañero Chistoso... La “seriedad” está habilitada sólo en el primero, es decir en el hombre que ha nacido antes de los años 70.  Es sabido que los medios construyen prejuicios, y opinión…

      No soy el ciego Jorge de Burgos, aquel siniestro bibliotecario de “El Nombre de la Rosa” que veía en la risa un pecado casi capital. Entiéndase bien: amo el humor y la risa espontánea, honesta. También me sé reír de muchas de las  ocurrencias del Treintañero Chistoso. Pero me afecta sentir que la única representación de mi generación sea aquella imagen. Desde hace rato, cuando expreso preocupación o cansancio, o un planteo serio, la respuesta  inmediata, de la gente de cincuenta años suele ser “¡Pero vos sos joven!”. Según esto existiría una estado llamada juventud, que inmuniza contra dichos cansancio y preocupación, y aleja al  joven de todo peligro de seriedad. Es esperable que el “joven” sea un dechado de salud  y buen humor, más no de experiencia laboral y vivencial (que provoca cansancio) ni de argumentos y pensamiento (que generan seriedad).

VI

      En las mañanas de periodísticos radiales de Uruguay, Loki multiplica su voz amplificada: bajo la máscara de algún personaje con nombres de guiñol, se dedica a comentar las noticias de actualidad. Es lo que técnicamente se llama un “personaje plano o cuadrado”, es decir un estereotipo. Tiende a ser políticamente incorrecto, y por vía telefónica mantiene el diálogo con el conductor “serio” quien le sirve de ladero. El conductor “refrena” al personaje, (que suele tomar un punto de vista conservador y agresivo), y ataja cada disparate con una corrección (“¡Nooo… ¡¿Cómo va a decir eso?!”). El problema radica en que se deje de escuchar una interpretación satírica hecha por un actor, y que en cambio se empiece a entender al personaje como una voz legitimada por el solo hábito de estar sonando. De allí, se habla de “lo bien que estuvo” el personaje, en contra de la contención del conductor. Se olvida así que ambos forman parte de una misma propuesta comunicativa. La apariencia de “seriedad” con que el conductor corrige el diálogo disparatado, se vuelve entonces un asunto más perverso. Ambas voces colaboran en la enunciación de afirmaciones reaccionarias, a veces con racismo y discriminación brutales. Y en caso de que alguien quiera señalar la inmoralidad del planteo, siempre queda como recurso de defensa el “animus iocandi”, es decir la idea de que todo fue con espíritu jocoso, juguetón. Era una jodita, nomás.

VII

       Tengo para mí que los nórdicos cayeron en la trampa cuando soñaron un Ragnarök bélico para pensar en la Caída de los Dioses. Creo que Loki se guardó como de costumbre un As tramposo en su manga y no vendrá con un ejército Gravemente Wagneriano a destruir a los Dioses de ceño fruncido del Asgard. Tampoco proclamará con fuerza la caída del Árbol, ni el Cielo cambiará su color. Loki aparecerá por la espalda y empezará a contar chistes acerca del Árbol caído, del Tuerto Odín y del Martillo de Thor.  Provocará la risa y los Dioses irán perdiendo su divinidad hasta disolverse.

      Sé que hasta ahora este texto puede haber resultado algo denso por su temática y su tono. Pero los lectores con poco tiempo o concentración ya habrán huido a lugares más amigables. Algunos llegaron hasta esta conclusión con algo de enojo y tal vez otros presupongan que me quedo en la queja. Personalmente, considero que existe un problema, pero Loki pronto llegará a los cuarenta, ya le empieza a doler la espalda y de tanto sonreír se le marcan las arrugas. ¿Qué quedará entonces de él en diez o veinte años? ¿Cómo recuperará su dignidad? Hay una posible solución y es empezar a hablar en serio. No desterrar el humor o la risa, sino al menos intentar generar otras propuestas que demuestren que es posible crear pensamiento significativo. Ese es el origen de este blog: demostrar que además de reírnos, en este lugar espacial, generacional, simbólico, en este “Aquí”,también existe Pensamiento. Rebatible, equivocado, pero con todo el ánimo de ser serio, 
                                                                                                                   Horacio Botta
…………………………………………………………………………………………………………

Algunos enlaces de interés:
Un artículo de la Defensora del Lector de “La Diaria”, que trata el tema del alcance del humor en la Prensa:
El libro completo “La Era del Vacío” de G. Lipovetsky:
Una columna de Hugo Burel sobre el trabajo de Lipovetsky:
Un artículo (en inglés) acerca de Loki (de donde extraje la imagen de la divinidad)




[i] Llamaré aquí “persona” al ser de carne y hueso, e “imagen” a un signo de los medios de comunicación. Aunque la palabra “persona” refiere en origen a las máscaras que se usaban en el teatro de la Antigüedad, digo adrede personas y no “sujetos” o “individuos” porque estos significantes tienen una carga filosófica demasiado profunda. Me es más fácil hablar con el término familiar de “persona”, que implica un ser humano con una historia personal y social, que tiene un contexto de vida histórico, y que, como señalo arriba, es imposible de conocer por su complejidad. En oposición uso el término “imagen”, visual y discursiva,  para referirme precisamente a una construcción mediática. La prefiero aquí a conceptos como “símbolo” o “ícono”, por lo mismo que evito “sujeto” e “individuo”.
[ii] Aunque desde hace poco tiempo la corrección política ha hecho imprescindible que aparezcan mujeres con este perfil.


[iii]Cada vez más, la publicidad, los programas de animación, los eslogans y la moda adoptan un estilo humorístico.(…) En todas las sociedades, incluidas las salvajes, donde la etnografía descubre la existencia de cultos y mitos cómicos, el regocijo y la risa ocuparon un lugar fundamental que se ha subestimado. Pero si cada cultura desarrolla de manera preponderante un esquema cómico, únicamente la sociedad posmoderna puede ser llamada humorística, pues sólo ella se ha instituido globalmente bajo la égida de un proceso que tiende a disolver la oposición, hasta entonces estricta, de lo serio y lo no serio; como las otras grandes divisiones, la de lo cómico y lo ceremonial se
difumina, en beneficio de un clima ampliamente humorístico. Mientras' que a partir de las sociedades estatales, el cómico se opone a las normas serias, a lo sagrado, al Estado, representando por ello otro mundo (…), en la actualidad esa dualidad tiende a difuminarse bajo el empuje invasor del fenómeno humorístico que incorpora todas las esferas de la vida social, mal que nos pese. (…) los panfletos violentos perdieron su preponderancia, los cantautores ya no están de moda; ha surgido un nuevo estilo desenfadado e inofensivo, sin negación ni mensaje, característico del humor de moda, de la escritura periodística, de los juegos radiofónicos, de la publicidad de muchos comics. Lo cómico, lejos de ser la fiesta del pueblo o del espíritu, se ha convertido en un imperativo social  generalizado, en una atmósfera cool, un entorno permanente que el individuo sufre hasta en su cotidianeidad”

 La Era del vacío. Cap. V:  La sociedad humorística. Ed. Anagrama

sábado, 8 de junio de 2013

Latasónica: Música del Futuro en "La Trastienda"


Presentación de "Impacto", este Sábado 8 de Junio





        Muchas son las teorías acerca de un posible Fin del Mundo. Incluso se atribuye a Einstein el haber dicho "No sé con qué armas se librará la Tercera Guerra Mundial, pero en la Cuarta Guerra Mundial usarán palos y piedras". En cualquier caso, nunca escuché ninguna especulación sobre cómo sería un arte post apocalíptico. Me di cuenta de esto esta noche, mientras escuchaba una de las posibles versiones de la música del Futuro. Con un vestuario cuya estética recuerda a la vestimenta de los personajes de algunas obras de Ciencia Ficción (mamelucos como los de "Alien" o "1984", accesorios metálicos que podrían haber usado los personajes de "Mad Max"), Latasónica apareció en escena interpretando música que me animo a llamar esencial. Como una comunidad de sobrevivientes del Apocalipsis, que de entre los escombros hubiera rescatado latas y trozos de metal, caños de plástico y envases vacíos, para crear con eso lo que no ha faltado nunca en un grupo humano: Arte, Danza, Juego rítmico y Dramático, todo ello en un todo orgánico, imposible de etiquetar. 

          Con la aparición de DJ Boni (Pablo Bonilla) se produce una especie de regreso temporal. Se vuelve al presente, plagado de melodía. Una primera entrega con sabor a mediados del s XX, va dando paso a diversas composiciones remixadas, hasta llegar a “Camaleón” de Ruben Blades. Latasónica y Dj.Boni se unen así hasta llegar a una suerte de “electrónica tribal” que invita al baile. Los talentosos “Magna Crew” dan vida dramática al asunto: este grupo de danza hip hop tiene algo de mimos o actores de kabuki, y tienen la capacidad de contar pequeñas historias con el cuerpo, sin que deje de tratarse en ningún momento de Danza. 

          Si bien el método de escritura musical occidental ha permitido registrar sobre papel la música de Bach o Frank Zappa, encierra una dificultad endémica para hacerlo con la música popular (incluso la de origen europeo). Para escribir un compás de Strauss anotaremos algunas figuras; para las tres cuerdas de un candombe se dejará el pentagrama lleno de tinta. La música de Latasónica es virtualmente imposible de registrar en un pentagrama. Y si bien se puede especular en algunos pasajes sobre la filiación de lo que se está tocando (“esto es más candombe”, “esto es más marcha escocesa”), definir el conjunto es una empresa inútil. Creo que para lograr este efecto, se trabajó primero una enorme autenticidad en la composición, como si cada parte “manara” del músico: antes mencioné lo orgánico del conjunto porque dicha honestidad está todo el tiempo en escena. Los músicos no tocan con las manos, o los pies, o con ambos: tocan con todo el cuerpo. De allí sale música que es juego, experimento, como si los sobrevivientes del Futuro estuvieran volviendo a crear lo que hay de más esencial en el Arte Sonoro.

          Música Pura. ¿Existirá acaso algo así? “Las materias primas de la música son tres: ritmo, melodía y armonía (…) El ritmo puede existir de forma aislada, no así los restantes” dice Robert Erickson en “La estructura de la música”. Será por eso la ascendencia popular que tienen los instrumentos de percusión en toda cultura. O tal vez esto sea así porque el latido del corazón de nuestra madre fue el primer sonido rítmico que escuchamos, y los ritmos pueden llevarnos a un estado casi de trance. Música Pura. Si existe, de seguro que Latasónica Música de Desecho por momentos la encuentra.


                                                                                                                         Horacio Botta

A través de este link, una muestra del espectáculo "Impacto" del 8/6, (gracias a Juan Manuel de www.repiqueteando.com.ar  por permitir el siguiente enlace):

http://www.youtube.com/watch?v=vJVPbVjndH4

A través de este, Nota firmada por Gago, previa al show.

http://www.vivomontevideo.com/latasonica-presenta-impacto/




viernes, 7 de junio de 2013

A sala llena: Anticuadas Troupe y El Enclave en Goes


El Viernes 7 de junio tuvimos oportunidad de ver un doble espectáculo en el Centro Cultural Goes.

Anticuadas Troupe



Con las temáticas clásicas del viejo teatro musical popular (el amor ingenuo y/o picaresco, la vida oculta de hombres y mujeres “respetables”, las consiguientes murmuraciones), las composiciones de Collazo o Granata, entre otros,  toman una vida inesperada en la interpretación de este grupo que lleva ya tres años de actuaciones. Convergen aquí la milonga, el fox-trot, la marcha, incluso la murga. Partiendo de canciones muy ricas tanto melódica como armónicamente,  los arreglos contribuyen a esta re-creación del entorno musical de principios del siglo XX, y toman un color distintivo, gracias a los instrumentos utilizados (percusión, guitarra, cello, saxo, flauta y oboe), y al especial conjunto tímbrico de las voces.

Cabe destacar el efecto visual del vestuario y la puesta, que sumados a  un hilo conductor humorístico basado en los textos de Collazo, terminan por generar el concepto de “Troupe” y Teatro de Variedades.

En una propuesta que a mi entender aún no ha recibido la difusión que se merece, creo que el mayor mérito de “Anticuadas Troupe” es poner en escena la faceta artística de un Montevideo que incluso para nuestros abuelos, ya no es más que un relato. Lo actualiza, porque el espectador no se enfrenta a  una “postal” teatral melancólica, sino a un espectáculo vital que vale la pena ver.


El Enclave



En Julio se cumplirán ya 5 años desde que El Enclave comenzó a presentarse. Partiendo de melodías tradicionales, esta banda trasciende la fusión céltica, para encontrar el folk británico con el estadounidense, el funk, el rock, e inclusive la cumbia y el carnavalito. Una espectadora se dejó escuchar: “¡Es un ensamble perfecto!”, dijo en voz baja después del primer tema. Y es que la coordinación y el trabajo colectivo van más allá de lo musical, porque no es posible hablar de los toques de El Enclave, sin nombrar a los “Dibujitos de El Enclave”, de Denisse Torena. Son animaciones de personajes adorablemente feos que mixturan lo infantil, lo onírico y lo clownesco. Música y animación se volvieron inseparables en 6 de los 8 temas instrumentales, con la atmósfera particular que producen percusión, cello, guitarra, mandolina, bajo acústico y acordeón.

El Enclave se presentará el próximo sábado 15 de junio en Kalima Boliche, en Durazno y Jackson.


http://elenclave.bandcamp.com/track/memoire


                                                                                                          Horacio Botta

domingo, 2 de junio de 2013

Flip Flop en la Zitarrosa

Esta nota no hubiera sido posible sin los amigos de "Océano Blues y Rock´n roll", a quienes agradezco  haber disfrutado de este espectáculo

La banda "Flip Flop" integrada por Gustavo "Mamut" Muñoz (bajo), Freddy Ramos (guitarra) y José Luis Pérez (batería), brindó hace pocas horas el concierto "Atravesando Tiempos", y fue sencillamente brillante. Recalco el "sencillamente", porque es muy posible que bandas de ¿jazz?¿jazz fusión?¿rock instrumental?, se pierdan en el laberinto de las composiciones o improvisaciones, y pierdan también de ese modo al público que los está escuchando. Lejos de esto, voy a escribir un adjetivo que puede resultar odioso, pero que quiero usar sin prejuicios: el concierto de Flip Flop fue entretenido. Entiéndase bien: cuando hablo de entretenimiento, pienso en un arte que regocije al público, a través de un desafío emocional e intelectual. Escuchando a estos músicos, recordé las palabras de Geni Barry, vibrafonista, en su "Manual práctico de Jazz", acerca de la improvisación, pero que pueden aplicarse, creo, a todo tipo de música:

"(Un músico puede) ejecutar temas con todo el rigor y la perfección con que se debe desarrollar, pero ¡cuidado!, a la hora de improvisar les da el mismo trato a todos, e incluso utiliza frases similares en ellos, de tal forma que a  los oyentes les puede parecer muy bien los solos del primer y segundo temas, pero quizá se aburran al escuchar los siguientes. Aunque este intérprete toque muy rápido, ejecute muy bien, etc., las verdades que diga (...) terminarán por aburrir. (...) Por el contrario, un músico muy mentiroso y confuso (la mayoría de las veces poco músico), desarrollará todos sus temas de forma fraudulenta, y acabará por ser un farsante entre aficionados y entendidos, y por otra parte será un enigma o quizás una figura para los no expertos."

Flip Flop dio un espectáculo que mantuvo todo el tiempo la tensión y la atención, con versatilidad en estilos pero también en la ejecución: no hubo posibilidad de aburrimiento. Tampoco usó aquél método farsante del que habla Barry, lleno de floreos incomprensibles: no hubo posibilidad de confusión. 

Estos músicos talentosísimos no abusaron de ese talento. Cada tema era trabajado en escena, variándolo, a veces mutándolo completamente, pero siempre respetando la esencia de lo que se había entregado al público en primera instancia. 

Es fácil que un bajista se pierda en el barullo, que su base sea desaprovechada, sirviendo sólo de "piso" para el resto, y que en contrapartida tenga "su" momento en solitario. La figura del bajista Gustavo Muñoz, en cambio, está presente todo el tiempo. Es un bajista magnífico tanto en los solos como en los ritmos, las variaciones armónicas que desliza oportunamente, los volúmenes, los silencios.

Freddy Ramos es un guitarrista virtuoso en melodías de corte clásico y rockero, en escalas y fugas      interpretadas con fuerza y con dulzura, o en armonías que ensamblan todo el conjunto. Capítulo aparte merece su interpretación en solitario de lo que llamó su "Homenaje a sus pagos", en donde lo criollo y lo contemporáneo empastaron de forma exquisita y emotiva.

¿Y qué me pasó con José Luis Pérez? Que en principio me pareció un maestro del contra tiempo. Tiene la capacidad de estar durante muchos compases rodeando un ritmo, caminando en sus márgenes sin caer en los tiempos principales, pero siempre sugiriéndolos, mostrando que en otro plano la base está siempre firme.  En entrevista con "Océano Blues y Rock´n Roll", señaló un concepto a tener en cuenta para cualquier baterista, y es que la batería se debe tocar desde los pies, hacia las manos, y no al revés. Base. Siempre base. Además, Pérez puede ser sutil o tener la potencia de John Bonham, puede hacer uso de todo un arsenal de  platos sin jamás abusarse del brillo, y todo ello con una coordinación admirable. Freddy Ramos dijo de él en escena que es "El baterista que entiende lo que a otros bateristas les gustaría entender". Hay algo de eso en ese bellísimo caos aparente que de pronto salía de esos palos. Este caos no es desorden, es complejidad, es ese "algo más" que vemos que está ahí, como dije antes, desafiándonos como espectadores.

No hay nada que me dé más satisfacción en un concierto que notar la comunicación entre los músicos. "Flip Flop" es un trío que está ahí como grupo,  de artistas que se comunican y se comprenden, y que por eso dan un espectáculo excelente.

                                                                                                                Horacio Botta